lunes, 31 de octubre de 2011

CHUSCO, UN PERRO CALLEJERO


Chusco era un perro callejero muy mayor que vivía en un callejón oscuro. Tan oscuro era que apenas podía ver quién andaba por allí.
Una noche de invierno Chusco temblaba de frío y su estómago rugía de hambre: no tenía fuerzas ni para buscar comida.
Recordaba muchas cosas de cuando era joven: jugar con sus amigos, ayudarles cuando le necesitaban…
Chusco también tenía una ilusión: ser el perro de alguien, vivir en una casa y esperar en la puerta a su dueño.
Chusco vio una sombra que se acercaba.
-¡Hola Chusco! Vengo a verte ¿Cómo estás?
Chusco reconoció la voz: era su amigo pirata, que le visitaba todos los días.
-¿Qué tal Pirata? No te había visto.
Me estoy haciendo mayor y cada día veo menos.
-No te preocupes Chusco, entre todos te cuidaremos.
Por cierto, ¿Has comido algo?
-No he tenido fuerzas para salir a buscar comida –contestó Chusco.
-Pues voy a buscar algo para ti, tú espera aquí tranquilo.
Pirata salió corriendo a buscar comida.
Estaba seguro de que encontraría algo en el cubo de la basura de un restaurante que estaba cerca.
Por el camino se encontró con el gato Michino.
-¿Dónde vas tan deprisa Pirata? –le preguntó.
-Voy a buscar comida para Chusco, está muy viejo y enfermo.
He visto cómo temblaba de frío.
-Pobre Chusco –dijo Michino- buscaré algo que le dé calor.
Michino salió corriendo hacia una tienda de telas cercanas.
Había visto a la dueña tirar restos de telas a un contenedor.
Tal vez podrían servir para dar calor a Chusco.
Por el camino, Michino se encontró al ratón Chitón.
-¿Dónde vas tan deprisa Michino? –le preguntó.
-Voy a buscar telas para hacer una manta a Chusco, está enfermo y pasa mucho frío.
-Pobre Chusco, yo también le quiero ayudar.
Él me ha dejado muchas veces comer de su comida.
Cuando Pirata llegó al restaurante buscó en el cubo de la basura y encontró comida.
No sabía que alguien le miraba con curiosidad.
El dueño del restaurante quiso saber a quién llevaba la comida y decidió seguirle.
Cuando Michino llegó a la tienda de telas saltó encima del contenedor y buscó un trozo de manta.
No sabía que alguien le miraba con curiosidad.
La dueña de la tienda de telas quiso saber a quién llevaba el trozo de manta y decidió seguirle.
Cuando Chitón llegó a su casa buscó el gran trozo de queso que había en la trampa de los ratones y, arriesgando su vida, lo cogió y salió corriendo a la calle.
La dueña de la casa lo vio y decidió seguirle.
El pero Pirata fue el primero en llegar al callejón.
-Chusco, te he traído un poco de comida.
Tienes que comer para ponerte fuerte.
-Gracias amigo, eres muy bueno.
Seguro que me encontraré mejor después de comer.
Después llegó el gato Michino:
-Chusco, te he traído un trozo de manta para que te tapes bien y no tengas frío.
-Gracias amigo, eres muy bueno.
Seguro que me abrigara.
Por último llegó el ratón Chillón:
-Chusco te traigo un trozo de queso que estaba en mi ratonera.
¡Por poco caigo en la trampa!
-Gracias, amigo, eres muy bueno, no tenías que haber arriesgado tanto por mí.
Los tres amigos contemplaron a Chusco mientras comía.
Cuando terminó, Michino lo tapó con la manta.
Ellos no sabían que tres personas observaban emocionadas: el dueño del restaurante, la dueña de la tienda de telas y la dueña de la casa donde vivía Chitón.
Se acercaron a Chusco y le dijeron:
-Hemos visto cómo te cuidan tus amigos ¿Cuál es tu nombre?
-Me llamo Chusco y ellos son mis amigos Pirata, Michino y Chitón.
Está muy bien lo que habéis hecho –dijeron los tres a la vez.
Nosotros, ¿qué podemos hacer por ti?
-Me gustaría tener una casa donde vivir y alguien a quien esperar en la puerta.
Soy muy viejo pero todavía puedo ladrar si viene un extraño.
El dueño del restaurante le dijo:
-Ven a buscar comida cuando quieras, así no pasarás hambre.
Y la dueña de la tienda de telas le dijo:
-Yo puedo hacerte una manta grande con retales de mi tienda, así no pasarás frío.
Y la dueña de la casa donde vivía Chitón le dijo:
-Yo estoy sola. Puedo llevarte a vivir conmigo.
Los dos nos haremos compañía.
Así fue como Chusco cumplió su mayor deseo.
Y desde entonces sus amigos le visitan cada día y él les cuenta las aventuras que vivió en su juventud.

“Chusco, un perro callejero.”  Begoña Ibarrola. Cuentos para sentir. Editorial SM.

martes, 25 de octubre de 2011

POEMAS PARA LA PAZ

He leído el libro “Poemas para la Paz” y me ha gustado mucho porque me encanta leer poesía y porque todos los poemas de este libro nos hablan de la paz y de un mundo mejor y sin guerras.

Quiero escribiros un poema del libro para que me digáis si os gusta.

NACIÓ EN ALTA MAR

Ángeles de espuma
limpiando todo el mar.
Los peces se visten
de luna y coral
y huelen las aguas
a olivo olivar.
-¿Qué estará pasando
o qué pasará?
Un grupo de estrellas
cantan sin cesar:
- Que nazca ya el niño
de cielo y de pan.
-¿Qué estará pasando
o que pasará?
Lejos de la costa,
allá, en alta mar,
ha nacido un niño…
-¿ De dónde será?
Nació en la patera.
¿De dónde vendrá?
Le acuna su madre.
Nació en Navidad.
Dicen que ese niño
viene con la paz.

Os recomiendo el libro “Poemas para la Paz”.
El autor es José González Torices y el ilustrador es Fernando Noriega. Es un libro de la editorial Everest y es del año 2008.
                                                                          Marta.

domingo, 23 de octubre de 2011

A de AMISTAD.- TRES PERROS.


TRES PERROS.

Había una vez un perro que ladraba a la luna.
Pensaba que la luna era el ojo de la noche.
Y la noche es la casa donde viven las sombras.
Aquel perro tenía miedo de las sombras.
Por eso, ladraba y ladraba a la luna.
Para espantar a las sombras.

Al perro le dolía la garganta de tanto ladrar.
Pero estaba contento porque había conseguido librarse de su miedo a la noche y a las sombras.
Por eso, dio la espalda a la luna y comenzó a alejarse.

El perro  caminó y caminó hacia el lugar donde salía el Sol.
Y, después de un largo camino, llegó a una playa.
Allí, encontró a un perro que ladraba al mar.

Aquel perro pensaba que el mar, con sus oleajes y tempestades, sus monstruos y sus naufragios,
era el lugar donde vivía el miedo.
Aquel perro temía al miedo.
Y, por eso, ladraba al mar.
El perro que ladraba a la luna unió sus ladridos a los del perro que ladraba al mar.
Porque él también tenía miedo al mar... ¡y del miedo!
Con la fuerza de sus ladridos, los dos perros consiguieron asustar al mar y al miedo.
Por eso, decidieron continuar su camino juntos.
Por eso, echaron a andar hacia donde nacía el Sol cada mañana.

Caminaron y caminaron hasta llegar a las puertas del desierto.
Y allí encontraron a un perro que ladraba al desierto.
Aquel perro pensaba que el desierto era la casa donde vivía la soledad.
Los dos perros comenzaron a ladrar al desierto; porque, también ellos, tenían miedo de la soledad.
Los tres perros ladraron y ladraron al desierto.
Hasta que consiguieron asustar a la soledad.

Entonces, echaron a andar juntos.
Y, juntos, se dirigieron hacia el horizonte, hacia donde salía el Sol, porque era allí donde se abrían las puertas del día.
Por el camino, los tres perros hablaron de sus alegrías y de sus tristezas.
Y, juntos, se rieron de las preocupaciones y de los miedos de aquella”vida perra” que llevaban.
De pronto, al doblar un recodo del sendero,se encontraron con un león.

Por el brillo acerado de sus ojos, supieron que el león había salido de cacería.

Los tres perros sabían que en las fauces del león vive la muerte.
Por eso, comenzaron a ladrar.

Ladraron mucho más fuerte que cuando ladraban a la noche, al mar y al desierto. Porque temían a la muerte mucho más que a las sombras, a la soledad y al miedo.
Al oír aquellos ladridos tan terribles, y al ver los seis ojos que brillaban en la oscuridad, el león dio media vuelta y se alejó en busca de otra presa más fácil.

La luz de la mañana comenzó a despertar por el horizonte.

Y los tres perros lanzaron un aullido de alegría;  porque descubrieron que, juntos, podían combatir todos los peligros.
Juntos habían ahuyentado al miedo, a las sombras y a la soledad.
Juntos se habían librado de la muerte. Y juntos, con sus ladridos, habían traído la luz de un nuevo día.
Por eso, decidieron que jamás se separarían.

A partir de aquel momento, nunca más volvieron a temer a la noche, a la soledad y al miedo.
A partir de aquel momento los tres perros solo ladraban a la luna, al mar y al desierto una vez al año.
Para celebrar el día en que se habían encontrado.
Y, a partir de aquel momento, comenzaron a vivir, juntos, una nueva vida.

                    FERNANDO ALONSO. RUMBO A MARTE. ED. ANAYA. 2011.

martes, 18 de octubre de 2011

Números pares, impares e idiotas

Es un libro que se compone de muchos cuentos distintos y que todos los personajes son números.
De todos los cuentos, el que más me gusta, habla de un número “dos” que no quería ser la mitad de nada. Entonces, no paraba de crecer y crecer, sin darse cuenta de que por mucho que crezcan, siempre, todos los números son la mitad de otro.
En otro de los cuentos, el personaje principal se sentía fatal porque todos los demás números le decían que él no era nada. Enfadado, se va a un reino en el que todo el mundo era nada. Al final, lo detienen dos policías que le dicen que él no puede estar en ese reino, porque el “cero”, simboliza la nada, pero sí que es un número.
Es un libro que os recomiendo a todos porque se aprende y además te lo pasas muy bien, ya que te ríes mucho.
El autor del libro es Juan José Millás y los dibujos de José Fraguas “Forges”. Es de la colección Barco de Vapor, de la Editorial SM.
                                                                                                              Javi.

Sorolla i el Nostre Mar

Sol

Nuria

Lucas Llora
Álvaro Guijarro

Ana Luna

Gonzalo

Sergio

Víctor

Noelia


Nicolás

lunes, 17 de octubre de 2011

LA BIBLIOTECA MÁGICA DE BIBBI BOKKEN



En el sótano con Beriti Bibbi Bokken y Mario Bresani viví un milagro. Por primera vez en mi vida entendí lo que es un libro. Un libro es un mundo mágico repleto de pequeños signo que pueden resucitar a los muertos y darles vida eterna.
Resulta inconcebible, fantástico y "mágico" que 27 letras de un alfabeto puedan componerse de tantas maneras que lleguen a llenar enormes estanterías de libros y que nos introduzcan en un mundo que nunca acaban, sino que sigue creciendo y expandiéndose mientras haya seres humanos en esta Tierra.
Miré las paredes, y por un instante tuve la sensación de que todos los libros me miraban. Como si estuvieran vivos y me dijeran:
- ¡Ven aquí! ¡No tengas miedo! ¡Entra!
De repente sentí hambre, mucha hambre. No de comida, sino de todas las palabras ocultas en esas estanterías. Pero sabía que, por mucho que leyera a lo largo de toda mi vida, no llegaría a leer ni una millonésima parte de las frases en el mundo como estrellas en el cielo.
Y cada vez son más, y se expanden constantemente como el espacio infinito.
Pero, al mismo tiempo, sabía que cada vez que abro un nuevo libro, veo un pedacito del cielo; y cada vez que leo una frase, sé un poco más de lo que sabía antes. Y todo lo que leo hace crecer el mundo, a la vez que yo mismo me expando.
En un instante había contemplado el mundo fantástico, el mundo mágico de los libros.

Jostein Gaarden y Klaus Hagerup. Las tres edades. Ed. Siruela.

domingo, 16 de octubre de 2011

MATEMÁTICAS

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TALLER LITERARIO

PLÁSTICA

C. MEDI

LENGUA