En el sótano con Beriti Bibbi Bokken y Mario Bresani viví un milagro. Por primera vez en mi vida entendí lo que es un libro. Un libro es un mundo mágico repleto de pequeños signo que pueden resucitar a los muertos y darles vida eterna.
Resulta inconcebible, fantástico y "mágico" que 27 letras de un alfabeto puedan componerse de tantas maneras que lleguen a llenar enormes estanterías de libros y que nos introduzcan en un mundo que nunca acaban, sino que sigue creciendo y expandiéndose mientras haya seres humanos en esta Tierra.
Miré las paredes, y por un instante tuve la sensación de que todos los libros me miraban. Como si estuvieran vivos y me dijeran:
- ¡Ven aquí! ¡No tengas miedo! ¡Entra!
De repente sentí hambre, mucha hambre. No de comida, sino de todas las palabras ocultas en esas estanterías. Pero sabía que, por mucho que leyera a lo largo de toda mi vida, no llegaría a leer ni una millonésima parte de las frases en el mundo como estrellas en el cielo.
Y cada vez son más, y se expanden constantemente como el espacio infinito.
Pero, al mismo tiempo, sabía que cada vez que abro un nuevo libro, veo un pedacito del cielo; y cada vez que leo una frase, sé un poco más de lo que sabía antes. Y todo lo que leo hace crecer el mundo, a la vez que yo mismo me expando.
En un instante había contemplado el mundo fantástico, el mundo mágico de los libros.
Jostein Gaarden y Klaus Hagerup. Las tres edades. Ed. Siruela.
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